El derecho de autor se originó como una fórmula de compromiso social: a cambio de un monopolio temporal sobre la explotación de sus obras, los autores contribuían con su creatividad al desarrollo del acervo común que constituye el dominio público. Esta lógica, concebida para estimular la innovación y enriquecer el patrimonio cultural de las naciones, ha sido progresivamente alterada. Hoy, en lugar de garantizar un flujo equilibrado entre incentivo y acceso, el sistema ha evolucionado hacia un modelo altamente restrictivo, dominado por intereses comerciales.
Este desplazamiento se refleja en la expansión de los plazos de protección (que llegan hasta 70 u 80 años post mortem auctoris en jurisdicciones como México o España), en la reducción de excepciones legítimas, y en la criminalización de prácticas de uso cotidiano con fines educativos, científicos o sociales. A medida que los derechos se acumulan en pocas manos, los autores individuales y los usuarios pierden capacidad de acción y autonomía.
Este trabajo se interroga: ¿qué agentes se benefician estructuralmente del sistema actual? ¿Qué barreras se interponen entre el conocimiento y quienes más lo necesitan? ¿Cómo se distribuye el poder simbólico y económico entre creadores, intermediarios y públicos? Estas preguntas guían una investigación que busca comprender y transformar el derecho de autor desde una perspectiva crítica, propositiva y plural.
El derecho de autor moderno tiene raíces profundas en la historia del libro impreso y de la regulación estatal del conocimiento. En Inglaterra, el Estatuto de la Reina Ana (1710) estableció un sistema de copyright basado en el incentivo económico, delegando la titularidad a los editores. Por otro lado, el modelo continental europeo, influido por el pensamiento ilustrado y la Revolución Francesa, dio forma al droit d’auteur, que reconoce una dimensión moral y personalísima de la creación.
La internacionalización del derecho de autor fue impulsada por el Convenio de Berna (1886), que fijó estándares mínimos de protección, pero lo hizo bajo parámetros eurocéntricos. Más tarde, el ADPIC (1994), al vincular la propiedad intelectual al comercio internacional, introdujo sanciones multilaterales y redujo el margen de maniobra de los países en desarrollo, intensificando las tensiones entre derechos de PI y políticas sociales.
Aunque teóricamente busca recompensar la labor creativa, el derecho de autor ha devenido en una herramienta que favorece a intermediarios. La mayoría de autores cede sus derechos a cambio de una participación ínfima en los beneficios. En España, solo el 12% de los escritores vive exclusivamente de sus derechos de autor. Este fenómeno se replica en la música, donde los compositores reciben un porcentaje marginal del ingreso generado por plataformas de streaming.
Derechos humanos, educación y salud
El sistema vigente excluye saberes colectivos y orales. Comunidades indígenas han visto apropiados sus diseños, rituales o remedios tradicionales sin consentimiento. El caso de la comunidad Aguaruna en Perú, cuyo arte fue utilizado por L’Oréal sin autorización, ilustra la urgencia de un marco legal adecuado.
Alternativas: licencias abiertas y dominio público
Caso | Conflicto | Impacto |
Google Books (EE.UU.) | Digitalización sin permiso de 25M de libros | Doctrina de uso justo como vía de acceso a la cultura |
Machu Picchu (Perú) | Uso comercial de imagen patrimonial | Tensión entre dominio público cultural y explotación |
Chet Baker (Francia) | Imposibilidad de rastrear titulares de derechos | Urgencia de soluciones para obras huérfanas |
Reformas normativas relevantes
El derecho de autor necesita una profunda reconfiguración conceptual y normativa. Debe ser entendido como un instrumento de política cultural, una herramienta para democratizar el acceso al conocimiento y preservar la diversidad cultural, más que como un simple derecho de propiedad con fines de lucro.
Como destacó la ex relatora Farida Shaheed: “las políticas de propiedad intelectual deben servir a la función social y cultural del conocimiento”. Solo una transformación valiente y coherente puede devolver al derecho de autor su vocación fundacional: la de enriquecer una cultura libre, inclusiva y justa.
En el actual panorama de la economía digital, la piratería ha evolucionado de un fenómeno marginal a un sistema complejo que se adapta a las tecnologías y hábitos de consumo contemporáneos. Plataformas ilegales de streaming, grupos de Telegram con acceso a contenido premium, sitios espejo de servicios de software, y canales de distribución de ebooks y videojuegos pirateados están más presentes que nunca.
A diferencia de lo que se creía hace una década, el problema no se soluciona únicamente con acciones judiciales, bloqueos IP o takedowns. La experiencia internacional ha demostrado que perseguir la piratería con herramientas legales sin modificar las condiciones que la hacen atractiva genera un ciclo de evasión constante. Frente a esto, cada vez más industrias están optando por estrategias que buscan competir con la piratería, no solo reprimirla.
Esta nueva visión parte de una premisa fundamental: la piratería florece cuando el acceso legal es limitado, costoso o incómodo. Por ello, los nuevos enfoques combinan modelos de negocio inclusivos, experiencias digitales intuitivas, y una educación ciudadana activa, que promueva la conciencia sobre el impacto social y económico del consumo ilícito.
Este artículo analiza las soluciones sostenibles que están emergiendo para contrarrestar la piratería, destacando buenas prácticas empresariales, alianzas público-privadas y programas educativos que buscan transformar los hábitos de consumo en línea.
Streaming asequible y accesible
La expansión de plataformas de streaming legal ha sido uno de los factores más eficaces para reducir el atractivo de la piratería. El éxito de modelos como los de Spotify, Netflix o YouTube Premium radica en que ofrecen catálogos amplios, sin fricción tecnológica y a precios competitivos. No obstante, su impacto real depende de cuán accesibles resultan en cada región.
Por ejemplo, en India, Spotify ofrece planes mensuales por menos de USD 2, lo que redujo significativamente el uso de plataformas ilegales en zonas urbanas y rurales (IFPI India 2023). En Latinoamérica, donde el ingreso promedio per cápita es considerablemente menor, los precios internacionales pueden seguir siendo prohibitivos.
Frente a este desafío, las plataformas han desarrollado modelos innovadores: Claro Video en Ecuador implementó un sistema por tiempo de uso (USD 0.50/hora), democratizando el acceso y reduciendo el stream-ripping en 22% según sus reportes. Paralelamente, servicios como Deezer y Apple Music aplican precios regionalizados con tarifas diferenciadas (estudiantes, planes familiares), incentivando el consumo legal mediante accesibilidad económica.
Micropagos, licencias modulares y uso puntual
Frente a costos iniciales elevados en sectores como software, educación digital y videojuegos, los modelos de licenciamiento flexible emergen como alternativa eficaz: Adobe Creative Cloud permite pagos por programas o periodos específicos; plataformas educativas (Coursera, Platzi, Crehana) ofrecen contenido gratuito con certificados pagados para consumo progresivo; y servicios como Steam atraen usuarios con reembolsos y ofertas flash, reconvirtiendo audiencias que antes optaban por piratería. Estos esquemas no solo reducen la ilegalidad, sino que generan flujos de ingresos más inclusivos.
Proyectos integrales de enforcement y disuasión
Las iniciativas más efectivas contra la piratería combinan acciones legales, comunicación pública y coordinación entre autoridades, plataformas digitales y titulares de derechos.
Un caso emblemático es la Operación 404 en Brasil, que entre 2022 y 2023 desmanteló más de 700 sitios y apps ilegales, con el apoyo de empresas como Meta, Google, TikTok y Spotify. Además de las medidas judiciales, se implementaron campañas de sensibilización digital para visibilizar el daño de estas prácticas (Ministério da Justiça).
En México, Televisa impulsó una estrategia contra la piratería audiovisual combinando la implementación de DRM avanzado, desarrollo de apps oficiales con buen rendimiento y campañas con influencers para educar a las audiencias. En 18 meses, la empresa logró una reducción del 31% en reproducción no autorizada de sus contenidos (El Universal México).
Estímulos a la innovación legal
Organismos internacionales como la OMPI, ASIPI y UNESCO financian iniciativas tecnológicas, legales y sociales para promover el acceso legítimo a la cultura. En diversos países, esto incluye premios a: startups que implementan sistemas de trazabilidad de derechos, creadores que adoptan licencias abiertas (Creative Commons), y proyectos comunitarios que fomentan audiencias responsables. El objetivo central es generar valor en torno al acceso legal, desplazando el enfoque punitivo contra el consumidor.
Campañas de concienciación con enfoque generacional
La percepción social de la piratería es uno de los factores menos atendidos, pero más determinantes. Mientras no se perciba como una forma de daño, las medidas legales o tecnológicas tendrán un alcance limitado. De ahí la importancia de campañas narrativas adaptadas a cada público.
En Ecuador, la campaña #OriginalEsMásBueno, liderada por el SENADI, ha movilizado a creadores de contenido, artistas y microinfluencers para explicar cómo la piratería afecta el empleo, la calidad del producto y la innovación nacional. Su impacto en redes ha superado los 3 millones de visualizaciones desde 2022 (SENADI Ecuador).
En España, el programa Valor al Autor, gestionado por EGEDA, utiliza materiales animados y talleres presenciales para educar a niños y adolescentes en escuelas públicas sobre la importancia del derecho de autor (EGEDA).
Educación formal en propiedad intelectual
La formación de consumidores responsables exige integrar la propiedad intelectual en los currículos educativos, complementando campañas masivas. En Argentina, Chile y Colombia, estos contenidos ya se han incorporado en: educación artística y tecnológica (primaria/secundaria), carreras universitarias (comunicación, diseño, programación, derecho) y programas técnicos de oficios digitales. Este enfoque transforma el valor del contenido legal en una norma cultural internalizada, no en una mera imposición jurídica.
Los países y empresas que han invertido en estrategias integrales han logrado avances sustanciales en la reducción de la piratería. Pero más allá de los números, lo que realmente cambia es la relación del ciudadano con el contenido.
La formación de consumidores responsables exige integrar la propiedad intelectual en los currículos educativos, complementando campañas masivas. En Argentina, Chile y Colombia, estos contenidos ya se han incorporado en: educación artística y tecnológica (primaria/secundaria), carreras universitarias (comunicación, diseño, programación, derecho) y programas técnicos de oficios digitales. Este enfoque transforma el valor del contenido legal en una norma cultural internalizada, no en una mera imposición jurídica.
La sostenibilidad del ecosistema digital no depende únicamente de leyes o tecnología. Requiere una transformación cultural, donde el acceso legal a la música, el cine, el software o la literatura sea más atractivo, más accesible y más significativo que su consumo ilegal.
Los nuevos modelos de negocio y educación digital muestran que es posible competir con la piratería y construir audiencias que valoren el trabajo detrás de cada obra. América Latina, con su riqueza creativa y su juventud digitalmente activa, puede liderar esta transición, siempre que se promueva una visión que integre inclusión económica, formación ciudadana y tecnología al servicio de la legalidad.
Las Denominaciones de Origen (DO) e Indicaciones Geográficas (IG) ya no se limitan a certificar la calidad o el origen de un producto; hoy son instrumentos de soberanía económica, proyección cultural y negociación comercial internacional. Su valor no reside únicamente en el reconocimiento legal, sino en la construcción de un relato identitario que combina territorio, conocimiento tradicional e interés económico estratégico.
En un contexto marcado por tensiones comerciales, acuerdos multilaterales fragmentados y un consumidor que exige autenticidad y ética, las DO se han convertido en monedas simbólicas y reales del comercio exterior. Este artículo propone una visión transversal: cómo las DO pueden entenderse como parte de una estrategia nacional de marca, una herramienta de diplomacia comercial y un mecanismo de defensa ante la apropiación indebida y la estandarización global.
Analizaremos cómo ciertos países han convertido sus DO en instrumentos de soft power, examinando políticas públicas, conflictos emblemáticos y el papel de la innovación para resguardar estos activos en entornos digitales. También plantearemos cómo América Latina puede fortalecer su posición mediante políticas comunes, vigilancia tecnológica y alianzas interinstitucionales.
Las DO son vectores de diplomacia cultural. Lo han demostrado países como:
La Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI) reconoce que los sistemas de DO exitosos están ligados no solo a marcos legales sólidos, sino a una coherencia de marca nacional. OMPI - GI and Nation Branding
En el terreno del comercio internacional, las DO permiten que los países con menor poder de negociación desplieguen estrategias asimétricas de defensa:
Las DO, en este contexto, funcionan como barreras de entrada positivas, impidiendo la banalización de productos simbólicos y otorgando ventaja competitiva legítima en nichos de mercado.
La protección de las DO se ha convertido en una arena de conflicto simbólico:
Estos ejemplos demuestran que las DO son espacios de conflicto discursivo: quien gana la batalla por el nombre, gana la batalla por el mercado.
La digitalización del comercio y la proliferación de marketplaces ha trasladado la protección de las DO al ciberespacio. El desafío ya no es solo legal, sino también técnico:
Invertir en estas herramientas ya no es opcional: es el estándar mínimo para participar en la economía digital con garantías.
América Latina posee una biodiversidad y una cultura agroalimentaria privilegiadas, pero su sistema de DO aún está subdesarrollado. Algunas propuestas clave:
Estas acciones pueden posicionar al continente como líder en un nuevo enfoque de propiedad intelectual inclusiva y estratégica.
Las denominaciones de origen han dejado de ser meras certificaciones para convertirse en elementos clave de la geoeconomía contemporánea. En ellas se juega el reconocimiento internacional, la narrativa identitaria y la capacidad de los países para insertarse con dignidad en cadenas globales de valor.
Para avanzar, es necesario:
Las DO son, en definitiva, uno de los últimos baluartes frente a la homogenización global. Y también, una oportunidad única para construir un comercio más justo, transparente y arraigado.
Cada 26 de abril celebramos el Día Mundial de la Propiedad Intelectual, una fecha instaurada por la OMPI para reconocer el valor de la creatividad, la innovación y los derechos que las respaldan. Este 2025, la celebración se mueve al ritmo de la música, destacando cómo los derechos de propiedad intelectual (PI) no solo protegen la labor de compositores, intérpretes y productores, sino que también fortalecen toda una economía creativa interconectada.
La música, como lenguaje universal, trasciende fronteras y sectores. Su vínculo con la PI es esencial para garantizar la sostenibilidad del ecosistema creativo. En este contexto, desde Luzuriaga & Castro Abogados reafirmamos nuestro compromiso no solo en la defensa jurídica de estos derechos, sino también en la formación de quienes deben hacerlos cumplir. Por eso, nos unimos a esta celebración resaltando nuestras acciones en capacitación y divulgación como parte fundamental del fortalecimiento institucional.
La música es una de las expresiones más evidentes del potencial creativo humano. Detrás de cada melodía existen derechos que resguardan el trabajo, la inversión y la identidad cultural de sus creadores. Desde los derechos de autor sobre letras y composiciones hasta los derechos conexos de los intérpretes y productores, la PI articula un complejo entramado legal que garantiza que los beneficios económicos y morales lleguen a quienes dan vida a la música.
Sin embargo, este entramado enfrenta desafíos contemporáneos: el streaming, la inteligencia artificial generativa, la viralización en plataformas como TikTok, la piratería digital y los usos no autorizados en contenido generado por usuarios. Cada uno de estos fenómenos pone a prueba la eficacia del marco legal y la capacidad de respuesta de autoridades y titulares de derechos. Celebrar el Día Mundial de la PI desde la música es también una oportunidad para visibilizar estos desafíos y repensar las respuestas que requiere un mercado en constante evolución.
En Luzuriaga & Castro hemos comprendido que la defensa efectiva de la propiedad intelectual no se limita a los tribunales. Requiere instituciones fuertes, operadores jurídicos bien formados y un ecosistema que valore la innovación y la creatividad como motores del desarrollo. Por eso, desde hace varios años hemos desarrollado un programa de capacitaciones dirigido a autoridades aduaneras, policías y funcionarios públicos encargados de controlar, vigilar y sancionar delitos contra la PI.
Estas jornadas han abordado temáticas clave como:
Tal como lo destacamos en nuestro artículo “La importancia de la capacitación en propiedad intelectual para autoridades aduaneras”, el conocimiento especializado permite una reacción oportuna y coherente frente a los delitos contra la PI. Nuestra experiencia también evidencia que la formación genera confianza, articulación institucional y mejora la calidad de las decisiones administrativas.
Más allá del enfoque legal, este Día Mundial de la PI también nos invita a reflexionar sobre cómo la propiedad intelectual conecta a las personas. La música, en particular, tiene la capacidad de evocar emociones, contar historias y generar identidad colectiva. Pero ninguna canción existiría sin protección adecuada para su autor o sin condiciones legales que permitan su circulación justa en el mercado.
Desde el diseño de políticas públicas hasta el desarrollo de tecnologías para identificar infracciones, la PI construye puentes entre la creatividad y la innovación. En este sentido, iniciativas como el programa IP Youth Ambassadors de la OMPI o los estudios sobre música y propiedad intelectual en América Latina abren caminos para una cultura legal que protege y promueve el arte.
Este 26 de abril, el Día Mundial de la Propiedad Intelectual nos recuerda que la música no solo se escucha: también se defiende. En Luzuriaga & Castro, celebramos esta fecha ratificando nuestro compromiso con la protección de los derechos que hacen posible la creación artística. Lo hacemos en los juzgados, en las fronteras y, sobre todo, en las aulas.
Porque cuando una autoridad reconoce una infracción, cuando un joven artista registra su primera canción o cuando una marca protege la música que inspira su identidad, la propiedad intelectual cumple su promesa de ser motor de desarrollo, justicia y cultura.
Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI). (2025). Día Mundial de la Propiedad Intelectual 2025: Siente el ritmo de la PI.
Luzuriaga & Castro Abogados. (2023). La importancia de la capacitación en propiedad intelectual para autoridades aduaneras.
Luzuriaga & Castro Abogados. (2023). Defensa de la propiedad intelectual y la capacitación de autoridades: un desafío en evolución.
Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI). (2023). Global Trade in Fakes: A Worrying Threat. OCDE-EUIPO Report.
OMPI. (s.f.). Academia de la OMPI: Jóvenes embajadores de la PI.
El combate contra las falsificaciones ya no es únicamente una preocupación de las marcas. Hoy, representa una prioridad global que articula múltiples niveles, desde las aduanas hasta las plataformas digitales, con un objetivo claro: proteger al consumidor, salvaguardar la economía legítima y garantizar la vigencia de los derechos de propiedad intelectual. En un escenario donde el 3.3% del comercio global está compuesto por productos falsificados (OCDE, 2023), la necesidad de acciones coordinadas y estrategias integrales se vuelve urgente.
Este fenómeno afecta transversalmente: productos sin control de calidad llegan a manos de consumidores vulnerables, se erosionan las fuentes de empleo legítimo y se generan pérdidas multimillonarias para las empresas que innovan y cumplen la ley. En Europa, por ejemplo, la EUIPO estima que las falsificaciones generan pérdidas anuales de €83 mil millones, debilitando tanto a grandes corporaciones como a emprendimientos emergentes.
El impacto tangible se evidencia en cifras contundentes. Solo en 2023, las aduanas de la Unión Europea incautaron 86 millones de productos falsificados, de los cuales el 23% representaba un riesgo directo para la salud. Desde juguetes con componentes tóxicos hasta electrónicos inseguros, las falsificaciones desafían los sistemas de control tradicionales, demandando respuestas más inteligentes y articuladas.
Este artículo explora los mecanismos especializados de enforcement, estrategias sectoriales, cooperación público-privada y desafíos emergentes, evidenciando cómo la lucha contra las falsificaciones se ha convertido en un ecosistema multidimensional que protege no solo activos comerciales, sino derechos fundamentales del consumidor.
Los mecanismos actuales combinan inteligencia artificial, marcos legales específicos y procedimientos simplificados para actuar con rapidez frente al tráfico de productos falsificados. Herramientas tecnológicas como el Intellectual Property Module (IPM) de la OMA han transformado la capacidad de respuesta de las aduanas. Con una base de más de 5 millones de registros de PI, este sistema se encuentra integrado en 78 administraciones y permite identificar con una precisión del 92% productos sospechosos.
Un caso paradigmático es la Operación Fake Star (2022), donde algoritmos de reconocimiento de patrones detectaron 12.000 paquetes con relojes Rolex falsificados en Heathrow. Asimismo, la implementación del sistema FAST en Singapur ha reducido el tiempo promedio de inspección de 45 a solo 7 minutos por envío sospechoso.
El respaldo legal resulta igualmente decisivo. El Reglamento (UE) 608/2013 permite a las aduanas actuar de oficio, reteniendo mercancías sospechosas y autorizando su destrucción en un plazo de 96 horas. En 2023, este mecanismo se aplicó en 23.000 casos. Por otro lado, la STOP Act de EE. UU. exige el envío previo de datos electrónicos para los paquetes postales, lo que logró una reducción del 38% en las falsificaciones detectadas por esta vía.
Estos sistemas funcionan como el primer filtro para frenar la circulación de productos falsificados. La combinación entre tecnología y normativa especializada permite actuar antes de que estos artículos lleguen a las manos del consumidor, reduciendo riesgos sanitarios, económicos y legales.
Una de las claves en la lucha contra falsificaciones es adoptar enfoques diferenciados por categoría de producto, adaptando los recursos y tecnologías según los riesgos y características de cada sector. En la industria farmacéutica, por ejemplo, el sistema EMVO permite la serialización y verificación de medicamentos en el 98% del mercado europeo, bloqueando más de 550.000 unidades falsas en 2023.
El sector lujo ha optado por soluciones basadas en blockchain. El programa AURA, impulsado por LVMH, permite autenticar productos desde su origen hasta el punto de venta. En 2023, esta tecnología facilitó 17.000 incautaciones coordinadas con aduanas, demostrando su eficacia como herramienta preventiva.
En la electrónica, el Proyecto CHIP desarrollado por la EUIPO ha implementado análisis de componentes mediante espectrometría portátil, logrando reducir en un 32% las falsificaciones de semiconductores entre 2022 y 2023. Estas estrategias permiten actuar en tiempo real, adaptando los métodos de verificación a las particularidades de cada sector.
La cadena de valor del enforcement se estructura en tres fases: prevención, interceptación y seguimiento. La prevención incluye la formación de 45.000 oficiales aduaneros por parte de la Academia RILO de la OMA. La interceptación se refuerza con escáneres de última generación como el sistema ECO, y el seguimiento se apoya en análisis forenses y cooperación con organismos como Europol para desmantelar redes.
Cada eslabón de esta cadena suma valor, construyendo un sistema reactivo y proactivo, capaz de anticiparse a las nuevas formas que adoptan los delitos contra la propiedad intelectual.
La colaboración entre el sector público y privado ha demostrado ser uno de los motores más eficaces del enforcement moderno. Modelos como los Centros de Inteligencia Conjunta, incluyendo el IP Crime Center de INTERPOL o el Anti-Counterfeiting Group en Reino Unido, permiten procesar más de 15.000 reportes anuales provenientes de empresas, activando operaciones coordinadas a nivel internacional.
Otro ejemplo exitoso es el programa de Operadores Económicos Autorizados (AEO) en la UE. Estas empresas certificadas, actualmente más de 3.200, se benefician de inspecciones reducidas (<2%), facilitando el comercio legal y fortaleciendo la trazabilidad de productos legítimos.
Las tecnologías colaborativas también cumplen un rol central. La plataforma ACIS, utilizada en 42 países, permite el intercambio de inteligencia sobre rutas y métodos de operación de las redes de falsificación. Por su parte, IPM Connect, desarrollada por la EUIPO, permite a las empresas registrar sus derechos directamente con las aduanas, con más de 58.000 derechos registrados en 2023.
Estas herramientas demuestran que ningún actor puede combatir las falsificaciones de forma aislada. La coordinación entre empresas, gobiernos y organismos multilaterales permite cerrar el círculo de protección en todos los niveles de la cadena comercial, protegiendo tanto a consumidores como a operadores legítimos.
El escenario actual presenta desafíos complejos. Uno de los más relevantes es la fragmentación de envíos: el 82% de las falsificaciones incautadas llegan en paquetes menores a 2 kg, lo que encarece el proceso de inspección (entre 18 y 25 dólares por paquete, frente a 3–5 para contenedores). Esto multiplica los puntos de entrada y exige capacidades adaptativas para su detección.
Los mercados digitales opacos agravan el panorama. Según la OCDE, el 68% de las falsificaciones se venden a través de plataformas de terceros, pero solo el 12% de estos marketplaces implementa verificaciones sistemáticas de autenticidad. Esto abre una brecha que facilita la circulación de productos ilícitos, sin control directo por parte de las autoridades o de los titulares de derechos.
Sin embargo, las soluciones emergen con fuerza. El sistema TITAN de la OMA utiliza IA predictiva para analizar 142 variables por envío, logrando una precisión del 94% en la identificación de productos falsificados. En América Latina, el proyecto CADENA está probando el uso de blockchain aduanero, ofreciendo trazabilidad completa desde el origen hasta el destino, y reduciendo las falsificaciones en un 41% en sus pilotos.
Las unidades móviles FAST, equipadas con laboratorios portátiles y espectrómetros Raman, permiten verificar productos en menos de 15 minutos. Estas soluciones innovadoras consolidan un control ágil y eficaz, capaz de actuar en un entorno de comercio digital dinámico y en expansión.
La lucha contra las falsificaciones ya no puede abordarse de forma fragmentada. Requiere una visión ecosistémica que articule tecnología avanzada, cooperación institucional, marcos legales dinámicos y formación continua. Solo así es posible construir barreras inteligentes capaces de filtrar productos ilícitos sin frenar el comercio legítimo.
Los países que han adoptado enfoques integrales —como Singapur o Suiza— han logrado reducir la circulación de productos falsificados hasta en un 60% en menos de cinco años. Estas experiencias demuestran que el enforcement efectivo no solo protege la propiedad intelectual, sino que resguarda la salud pública, la confianza del consumidor y la competitividad empresarial.
Mirando hacia el futuro, se hace indispensable avanzar hacia una armonización global de estándares, una adopción acelerada de tecnologías disruptivas y una mayor fiscalización de los entornos digitales. Solo así se podrá transformar a las fronteras, físicas y virtuales, en verdaderos filtros inteligentes que resguarden la economía legítima y los derechos de los consumidores.
OCDE & EUIPO. (2023). Trends in Trade in Counterfeit and Pirated Goods. OECD Publishing.
EUIPO. (2023). Annual Report on the Enforcement of Intellectual Property Rights.
WCO (World Customs Organization). (2023). IPM Annual Impact Report.
European Commission. (2023). Report on EU customs enforcement of intellectual property rights: Results at the EU border – 2022.
US Customs and Border Protection (CBP). (2023). Intellectual Property Rights Seizure Statistics – Fiscal Year 2022.
INTERPOL. (2023). IP Crime and Illicit Goods – Global Strategy 2023–2026.
EMVO (European Medicines Verification Organisation). (2023). Annual Performance Report.
EUIPO Observatory. (2023). Status Report on IPR Infringement.
LVMH. (2023). AURA Blockchain Consortium – Securing Authenticity.
CADENA Project (CAF – Banco de Desarrollo de América Latina). (2023). Blockchain Aduanero en América Latina: Resultados y Perspectivas.
WCO Academy. (2023). RILO Customs Enforcement Training Programs.
EUIPO. (2023). IPM Connect Platform.
En América Latina, la propiedad intelectual (PI) es un pilar estratégico con impacto en sectores económicos claves como la tecnología, la agricultura y la industria creativa. Sin embargo, la ausencia de políticas de protección claras y actualizadas para marcas, patentes, modelos de utilidad y diseños industriales ha limitado significativamente el potencial innovador de la región. Esta falta de un marco de PI robusto no solo dificulta la protección de las invenciones locales, sino que también representa un obstáculo para la inversión extranjera, fundamental para el desarrollo económico y la creación de empleo en una economía globalizada.
Para los países de la región, implementar políticas de PI que abarquen de manera integral todas las áreas de innovación se convierte en una necesidad. Estas políticas deben ir más allá de la simple protección de derechos; su objetivo debe ser facilitar la transferencia de tecnología, fomentar el desarrollo de productos y servicios innovadores, y asegurar que el crecimiento económico esté acompañado de beneficios tangibles para la sociedad. En este sentido, la PI no solo protege los derechos de los creadores e inventores, sino que es un motor de desarrollo capaz de impulsar a América Latina hacia una economía competitiva y sostenible en el mercado global.
Fortalecer la PI en la región no es solo una estrategia jurídica, sino una apuesta por el desarrollo integral. Los países latinoamericanos pueden, a través de una gestión efectiva de la PI, capitalizar su diversidad creativa y natural, convirtiendo la innovación en un factor clave para el progreso económico, social y cultural.
Como lo mencionamos, en Latinoamérica, la propiedad intelectual (PI) es un factor determinante para la competitividad y el desarrollo económico, especialmente en sectores de alta relevancia como la biotecnología, la agricultura y la tecnología. Sin embargo, la situación puede varíar entre los países de la región. En Colombia, por ejemplo, la PI se ha convertido en un tema prioritario, impulsado por el vasto potencial en biodiversidad y biotecnología. Esta nación, con su rica biodiversidad —la segunda más alta del mundo después de Brasil—, enfrenta el desafío de transformar sus recursos naturales en productos innovadores que puedan ser protegidos y comercializados. Sin embargo, la limitada inversión en investigación y desarrollo (I+D) continúa siendo una barrera importante, afectando el número de patentes y tecnologías desarrolladas internamente.
Por su parte, Ecuador ha dado pasos en la consolidación de su estructura de PI, pero aún enfrenta desafíos para generar una cultura de innovación. Las solicitudes de patentes y marcas son relativamente bajas, señal de que falta apoyo estructural y educativo en PI. A pesar de estos retos, Ecuador ha logrado implementar regulaciones en áreas clave como la agricultura y la industria farmacéutica, lo que ofrece un potencial significativo para desarrollarse en estos sectores. El camino hacia una PI robusta requiere no solo de normativas adecuadas, sino también de esfuerzos para incentivar el conocimiento y el uso de la PI entre los innovadores locales, especialmente en sectores emergentes como la biotecnología y la agricultura.
Argentina, un país con una fuerte tradición agrícola y un alto potencial en biotecnología, enfrenta una situación aún más crítica debido a la falta de una legislación moderna en PI, especialmente en el sector agrícola. A pesar de que el país ha innovado en prácticas agrícolas, la ausencia de una ley de semillas que proteja y promueva las nuevas variedades ha desalentado la inversión extranjera y la innovación local. Empresas de renombre, como Bayer, han reducido su inversión en Argentina debido a esta incertidumbre jurídica, limitando el acceso a tecnologías avanzadas. Esta realidad contrasta con otros países latinoamericanos, como Brasil y Chile, que han logrado crear entornos más competitivos al implementar marcos regulatorios sólidos que protegen todos los aspectos de la PI, atrayendo mayores flujos de inversión.
La innovación en América Latina se enfrenta a un escenario donde, aunque existe talento y creatividad, persisten obstáculos estructurales para el desarrollo de políticas de propiedad intelectual (PI) que protejan eficazmente estos esfuerzos. Países como Argentina, Colombia y México reflejan desafíos comunes: la falta de un marco de PI robusto no solo pone en riesgo las invenciones locales, sino que también expone a los innovadores a prácticas desleales y limita la atracción de inversión extranjera. En Argentina, por ejemplo, la falta de una legislación moderna sobre semillas ha obstaculizado la inversión en biotecnología agrícola, mientras que en Colombia, los medicamentos y productos agrícolas falsificados siguen siendo un problema, afectando tanto a la salud pública como al mercado legítimo.
En este contexto, la piratería y la falsificación de marcas son problemas particularmente pronunciados en la región. México, por ejemplo, reporta una alta incidencia de productos falsificados, como juguetes y textiles, que representan un riesgo para la salud y seguridad de los consumidores, además de las pérdidas económicas para las empresas. Colombia también experimenta la distribución de medicamentos adulterados, un fenómeno que compromete tanto la salud como la competitividad del mercado farmacéutico. La piratería en América Latina se ha convertido en un fenómeno que impacta desde bienes de lujo hasta productos de consumo masivo, como la tecnología y el entretenimiento, siendo un obstáculo serio para la consolidación de un ambiente seguro para la innovación.
En comparación, países como Brasil han logrado implementar marcos regulatorios más sólidos que ofrecen mayor protección a las marcas, modelos de utilidad y diseños industriales, promoviendo un entorno de inversión más atractivo. La experiencia brasileña subraya la importancia de un sistema de PI claro y aplicado de manera efectiva, lo cual permite a las empresas construir una identidad de marca sólida y proteger sus productos innovadores, alentando tanto el crecimiento económico como la inversión extranjera. Estos ejemplos destacan la urgencia de que los países latinoamericanos refuercen sus políticas de PI para crear un entorno que permita a los innovadores competir en igualdad de condiciones a nivel global.
Para las pequeñas y medianas empresas (pymes) en América Latina, la propiedad intelectual (PI) no solo constituye un derecho, sino una ventaja competitiva esencial en un entorno donde la innovación y la protección de activos intangibles pueden marcar una diferencia determinante. En países como México y Brasil, la falsificación de productos y la piratería limitan los incentivos para que las empresas inviertan en sus innovaciones, lo cual afecta negativamente su crecimiento. Sin embargo, programas de capacitación y asesoramiento ofrecidos por la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI), como los talleres de gestión de PI, están ayudando a las pymes a entender cómo proteger y gestionar sus activos de PI, permitiéndoles construir una identidad sólida y valorizar sus innovaciones.
Una estrategia de PI bien implementada permite a las empresas no solo crear barreras de entrada en el mercado, sino también acceder a financiamiento, ya que los inversionistas valoran positivamente una cartera de PI bien protegida. Países como Brasil han demostrado que una legislación de PI efectiva puede ayudar a crear un ambiente más seguro para la inversión. En contraste, la falta de protección en sectores clave de otros países, como la farmacéutica en Colombia, aumenta la circulación de productos adulterados, afectando tanto la confianza en el mercado como la salud pública. La PI bien gestionada en estos contextos no solo protege la reputación de las empresas, sino que también fomenta la creación de productos innovadores que responden a las demandas del mercado.
La OMPI ha subrayado que, además de brindar protección a los activos intangibles de las empresas, una estrategia de PI sólida es fundamental para competir a nivel internacional. Sin un sistema de PI adecuado, las empresas latinoamericanas enfrentan mayores barreras para ingresar a mercados extranjeros, especialmente en sectores competitivos como el de la tecnología y la moda, donde la copia y la piratería representan un desafío. La implementación de programas de mentoría y formación en PI es esencial para cultivar una cultura de innovación en la región, posicionando a las empresas como actores relevantes en el ámbito global y maximizando el valor de sus productos creativos y tecnológicos.
Los obstáculos para el desarrollo de la PI en América Latina son variados y complejos. A nivel cultural, muchos perciben la PI como una medida para proteger solo a grandes corporaciones o intereses extranjeros, lo cual genera resistencia y dificulta su aplicación efectiva. Este es un desafío evidente en sectores populares de México y Paraguay, donde la piratería de productos culturales y de consumo sigue siendo alta debido a la demanda y a la falta de mecanismos regulatorios. Superar esta barrera requiere una campaña de sensibilización que resalte cómo la PI beneficia a los emprendedores locales y fomenta la innovación en diversos sectores.
En el ámbito económico, la falta de recursos para implementar políticas efectivas de PI también es un desafío significativo. Sin un marco de PI sólido, las inversiones en investigación y desarrollo (I+D) son escasas, lo que limita la competitividad en sectores como la biotecnología y la tecnología médica. Brasil ha demostrado que una inversión en PI puede atraer capital extranjero y promover el crecimiento económico, mientras que en Argentina, la falta de una ley de semillas moderna ha limitado las inversiones en el sector agrícola. Estos ejemplos demuestran en comparativa que una legislación de PI eficaz no solo protege los derechos de los creadores, sino que también impulsa el desarrollo económico a largo plazo.
Finalmente, la falta de armonización en las políticas de PI entre los países latinoamericanos crea un entorno fragmentado que dificulta la colaboración regional y el comercio. Aunque algunos países, como Chile y Brasil, han implementado marcos regulatorios sólidos, otros continúan con legislaciones desactualizadas que no responden a las demandas del mercado moderno. La armonización regional de la PI fortalecería la competitividad de América Latina en el mercado global, facilitando la cooperación y el desarrollo de una economía basada en el conocimiento. Un esfuerzo coordinado entre gobiernos, sector privado y organizaciones internacionales, como la OMPI, sería clave para superar estas barreras y construir una región donde la PI sea un motor de crecimiento sostenible.
La propiedad intelectual es un recurso esencial para el desarrollo económico y social de América Latina. Para fomentar la innovación y atraer inversión, es necesario implementar políticas de PI robustas y actualizadas que protejan no solo patentes y marcas, sino también diseños industriales y modelos de utilidad. La OMPI, ASIPI y otras organizaciones pueden desempeñar un papel importante en este proceso, ofreciendo apoyo y asesoría para implementar políticas que impulsen la competitividad de la región en el mercado global.
Además, una estrategia de PI bien implementada permite a las pymes establecer barreras de entrada, acceder a financiamiento y proteger sus innovaciones en un contexto global. Conforme los países latinoamericanos adopten políticas de PI más sólidas, las empresas locales podrán expandirse y competir en igualdad de condiciones con compañías de otras regiones, generando empleos y dinamizando sus economías. En última instancia, reconocer y proteger adecuadamente la PI en América Latina es una prioridad estratégica para convertir a la región en un centro de innovación y crecimiento económico, beneficiando a todos los sectores de la sociedad.
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La crisis energética que enfrenta Ecuador no solo representa un desafío en términos de suministro y demanda, sino que también exige una transformación en la forma en que el país gestiona sus recursos y se adapta a las nuevas realidades climáticas y tecnológicas. Los cortes de electricidad y la dependencia de fuentes no renovables han puesto en evidencia la necesidad de alternativas innovadoras que puedan garantizar un acceso energético sostenible y estable para la población. En este contexto, una solución accesible y práctica emerge desde el ámbito de la propiedad intelectual: los modelos de utilidad. Este tipo de protección ofrece una vía rápida y menos costosa para el desarrollo de tecnologías adaptadas a las necesidades locales, lo que permite a Ecuador avanzar hacia un modelo energético más eficiente y asequible.
Los modelos de utilidad, conocidos también como las "patentes de los pobres", permiten proteger innovaciones que no requieren de la complejidad o nivel de invención de una patente tradicional, sino que se centran en mejoras prácticas de dispositivos ya existentes. Esto los convierte en una herramienta fundamental para fomentar el desarrollo tecnológico en países donde el presupuesto para investigación y desarrollo puede ser limitado. A través de los modelos de utilidad, los inventores locales pueden registrar y proteger sus avances de manera rápida, promoviendo soluciones accesibles que pueden implementarse directamente en el sector energético y que responden a la urgencia de la situación.
Ecuador se encuentra en un punto clave para aprovechar esta modalidad de propiedad intelectual y orientarla hacia el desarrollo de tecnologías energéticas sostenibles. Mejoras en sistemas de captación de energía solar, dispositivos de almacenamiento más eficientes, o adaptaciones tecnológicas en energías renovables, pueden obtener protección a través de modelos de utilidad. Con la implementación de estas tecnologías, el país podría no solo enfrentar de manera más eficiente su crisis energética, sino también fomentar una cultura de innovación accesible y aplicada a las necesidades reales de su población.
Los modelos de utilidad representan una modalidad de propiedad intelectual diseñada para proteger innovaciones prácticas y funcionales que no necesariamente cumplen con los rigurosos estándares de inventiva requeridos para una patente de invención. Este tipo de protección otorga derechos exclusivos sobre modificaciones o mejoras técnicas que resulten en un producto nuevo o en una variación eficiente de uno existente. Por lo tanto, los modelos de utilidad se vuelven especialmente atractivos para innovadores que desean proteger sus mejoras tecnológicas de manera rápida y a bajo costo, lo cual es un factor importante en el contexto latinoamericano, donde el acceso a fondos para investigación y desarrollo suele ser limitado.
A diferencia de las patentes de invención, los modelos de utilidad requieren menos tiempo y recursos para su registro, lo que los hace ideales para soluciones que pueden ser aplicadas con rapidez en mercados competitivos o en situaciones de crisis. Este enfoque ágil permite a las pequeñas y medianas empresas, así como a inventores individuales, registran sus desarrollos y se beneficien de su explotación comercial en un plazo más corto. Esto representa una oportunidad valiosa para Ecuador, donde la crisis energética ha motivado la búsqueda de soluciones eficientes y asequibles, que permitan optimizar el uso de recursos naturales y mejorar la infraestructura energética.
En Ecuador, la ley reconoce y regula los modelos de utilidad como parte del sistema de propiedad industrial, brindando una plataforma legal para fomentar y proteger innovaciones nacionales que puedan ser aplicadas directamente en sectores como el energético. Esto se vuelve particularmente relevante en un contexto donde se requiere una transformación tecnológica adaptada a las necesidades locales, y donde la accesibilidad y costo reducido de los modelos de utilidad los convierten en una herramienta estratégica para sectores clave de la economía, como el energético. Al promover la protección de estas innovaciones, Ecuador se posiciona como un país que valora la creatividad aplicada y el ingenio, en un esfuerzo por transformar sus problemas en oportunidades de desarrollo.
Ecuador, al igual que otros países de América Latina, enfrenta una crisis energética sin precedentes, derivada de la dependencia en fuentes de energía tradicionales y una infraestructura insuficiente para sostener el crecimiento de la demanda. Las fuentes de energía como el petróleo y el gas natural, aunque esenciales, son finitas y enfrentan desafíos cada vez mayores en su explotación y distribución. Esto ha llevado a un aumento en los cortes de energía y ha puesto de relieve la necesidad de diversificar las fuentes energéticas hacia opciones más sostenibles. Los fenómenos climáticos extremos, como sequías y cambios en los patrones de precipitación, también han afectado la capacidad de generación de energía en el país, haciendo evidente la necesidad de adoptar tecnologías innovadoras.
La crisis energética actual exige soluciones prácticas que puedan implementarse rápidamente y adaptarse a las características específicas del país. En este contexto, los modelos de utilidad se presentan como una herramienta de propiedad intelectual capaz de proteger innovaciones de bajo costo y alto impacto. Por ejemplo, la mejora de paneles solares que optimicen la captación de energía en regiones montañosas o de sistemas de almacenamiento que permitan un uso eficiente de la energía en comunidades alejadas. Estos desarrollos pueden ser protegidos a través de modelos de utilidad, brindando a los inventores y empresas locales un incentivo para invertir en soluciones energéticas de bajo costo que respondan a las necesidades inmediatas del país.
El potencial de los modelos de utilidad en el sector energético ecuatoriano radica en su capacidad para habilitar la adaptación de tecnologías a las necesidades locales, promoviendo así un enfoque de "innovación accesible". Esto significa que, a través de la protección de mejoras prácticas, Ecuador puede incrementar su capacidad para enfrentar la crisis energética sin depender exclusivamente de tecnologías importadas. Al enfocarse en soluciones de menor escala, adaptables y de menor costo, los modelos de utilidad permiten que las pequeñas y medianas empresas, junto con inventores locales, participen activamente en la creación de soluciones sostenibles y efectivas para el país.
El uso de modelos de utilidad en el sector energético ecuatoriano presenta un potencial transformador al permitir la protección rápida y económica de mejoras funcionales en dispositivos y sistemas críticos para la producción y el ahorro de energía. Al ser menos costosos y más ágiles que las patentes convencionales, los modelos de utilidad representan una oportunidad accesible para que las pequeñas y medianas empresas innoven sin tener que enfrentar las barreras económicas que a menudo limitan los desarrollos tecnológicos en países en vías de desarrollo. Con esta protección, empresas locales pueden adaptar tecnologías energéticas, como dispositivos de almacenamiento y sistemas de ahorro energético, que respondan directamente a las necesidades y limitaciones del entorno ecuatoriano.
Para Ecuador, un país que enfrenta desafíos energéticos persistentes y una creciente demanda de soluciones sostenibles, los modelos de utilidad ofrecen una vía para la innovación práctica y adaptable. Esta modalidad de protección permite que inventores y emprendedores locales introduzcan al mercado mejoras a bajo costo, promoviendo una mayor diversidad de soluciones en tecnologías como paneles solares más eficientes o sistemas de refrigeración energética diseñados para adaptarse a las particularidades climáticas del país. Así, los modelos de utilidad no solo estimulan la competencia en el mercado interno, sino que también motivan a más actores a mejorar productos ya existentes, impulsando la calidad y la efectividad de las tecnologías energéticas locales.
Además, los modelos de utilidad contribuyen a la sostenibilidad en el sector energético ecuatoriano al facilitar el desarrollo de innovaciones que optimizan el consumo y reducen el impacto ambiental. La protección legal de estas mejoras brinda a las empresas una ventaja competitiva en el desarrollo de soluciones que apoyan la transición hacia energías renovables, mientras fortalecen el compromiso del país con la sostenibilidad. Con una estrategia adecuada de incentivos y políticas de apoyo que promuevan el uso de modelos de utilidad, Ecuador podría no solo mitigar los efectos de la crisis energética, sino también posicionarse como un líder regional en el desarrollo de tecnologías energéticas sostenibles y accesibles.
A través de los modelos de utilidad, Ecuador tiene la oportunidad de fortalecer su capacidad de respuesta frente a los desafíos energéticos, impulsando el desarrollo de soluciones adaptadas a las necesidades locales y promoviendo la sostenibilidad. Esto se logra mediante la incentivación de mejoras prácticas en tecnologías existentes, como sistemas de generación y almacenamiento de energía, optimización de paneles solares, y el diseño de dispositivos que minimicen el consumo energético. Con un enfoque estratégico, los modelos de utilidad pueden posicionarse como una herramienta clave en la transformación del sector energético ecuatoriano, ofreciendo una respuesta rápida y de bajo costo ante la creciente demanda de energía.
En conclusión, la propiedad intelectual, a través de los modelos de utilidad, representa no solo una herramienta de protección para innovaciones prácticas, sino un catalizador para el desarrollo sostenible en Ecuador. Al permitir que las innovaciones tecnológicas se adapten rápidamente a las demandas del mercado, los modelos de utilidad pueden contribuir de manera efectiva a la solución de la crisis energética, proporcionando al país una ventaja competitiva en la transición hacia una matriz energética más sostenible y autosuficiente.
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El combate contra la piratería en Ecuador sigue intensificándose con nuevas incautaciones de productos falsificados. Luego de un exitoso operativo realizado en agosto de 2024 que resultó en la confiscación de un cargamento valorado en 8 millones de dólares, las autoridades ecuatorianas han logrado intervenir una segunda importación que pretendía ingresar productos que infringían los derechos de propiedad intelectual de marcas reconocidas como NIKE, ADIDAS y PUMA. Esta segunda aprehensión, valorada en varios cientos de miles, reafirma la magnitud del problema del comercio ilícito en el país.
El impacto de estas actividades ilegales no solo afecta a las grandes marcas internacionales, sino también a la economía local, perjudicando a los consumidores que compran productos de baja calidad y no autorizados. Las incautaciones representan un avance significativo en la lucha contra la piratería y demuestran el compromiso tanto de Ecuador como de las compañías afectadas para proteger los derechos de propiedad intelectual en su territorio. En este caso, la piratería no solo atenta contra los propietarios de las marcas, sino también contra los consumidores y la competencia leal en el mercado.
Este artículo tiene como objetivo analizar el desarrollo de esta nueva confiscación, el marco legal que ampara la protección de los derechos de propiedad industrial en Ecuador, y las implicaciones que estos operativos tienen en la lucha contra la piratería. La repetición de incidentes de este tipo pone de manifiesto la necesidad de continuar con una supervisión estricta de los puertos y puntos de entrada en el país. Además, resaltaremos la importancia del cumplimiento de las disposiciones legales vigentes y las sanciones que contempla la legislación ecuatoriana para infractores de propiedad intelectual.
El pasado 20 de agosto de 2024, el Cuerpo de Vigilancia Aduanero (CVA) realizó una nueva operación en el Terminal de Carga Marítimo TPG-INARPI, logrando identificar un nuevo contenedor. Este estaba a punto de ser nacionalizado y pretendía ingresar productos que utilizaban marcas registradas sin autorización, entre ellas NIKE, ADIDAS y PUMA. Estos productos incluían calzado falsificado, una clara infracción a los derechos de propiedad industrial de estas marcas.
Este decomiso es parte de una serie de operativos que buscan frenar la entrada de productos ilegales al país. El valor estimado del cargamento aún está por determinarse, pero todo apunta a que su magnitud es comparable con el decomiso anterior. Los productos aprehendidos violan las normativas de propiedad intelectual vigentes en Ecuador, afectando tanto a los consumidores como a los propietarios de las marcas registradas que ven sus derechos vulnerados.
La aprehensión de este cuarto contenedor evidencia la gravedad del problema de la piratería y el comercio ilícito en Ecuador, especialmente en lo que respecta a productos de alto consumo como el calzado y las prendas de vestir. Las marcas afectadas han solicitado que se tomen medidas legales inmediatas para detener la distribución de estos productos falsificados, lo que subraya la importancia de la cooperación entre las autoridades aduaneras y los titulares de los derechos de propiedad intelectual.
El marco jurídico que protege los derechos de propiedad industrial en Ecuador es sólido y está respaldado por el Código Orgánico de la Economía Social de los Conocimientos, Creatividad e Innovación (INGENIOS). En este código, los artículos 364 y 367 otorgan a los propietarios de marcas el derecho exclusivo y excluyente de usar sus signos distintivos. Esto significa que ninguna persona o entidad puede utilizar estos signos sin la autorización de sus propietarios.
La legislación ecuatoriana también protege los productos clasificados bajo la Clase Internacional 25, que incluye prendas de vestir, calzado y artículos de sombrerería. Los productos decomisados en este operativo claramente entran dentro de esta categoría, lo que refuerza la necesidad de actuar rápidamente para evitar que lleguen al mercado. Las marcas afectadas no solo tienen el derecho de proteger su reputación y productos, sino también de garantizar que los consumidores no sean engañados al adquirir productos de baja calidad que se presentan como originales.
El trabajo de las autoridades aduaneras y de vigilancia es clave para la protección de estos derechos. La detección de estos productos antes de que ingresen al mercado es una muestra clara de que los mecanismos de control están funcionando. Sin embargo, el reto continúa siendo enorme, ya que los infractores buscan constantemente nuevas maneras de evadir las leyes. Por ello, es fundamental seguir fortaleciendo las leyes y reforzando tanto capacitaciones en el tema como acciones de vigilancia para garantizar que las marcas registradas reciban la protección que merecen.
El comercio de productos falsificados constituye una infracción clara a los derechos de propiedad intelectual y está tipificado como delito en el Código Orgánico Integral Penal (COIP). El artículo 208A de dicho código establece sanciones que incluyen penas de prisión de hasta un año y multas considerables para quienes, a sabiendas, comercialicen productos que infrinjan marcas registradas. Estas sanciones están diseñadas para desalentar el comercio ilícito y proteger tanto a los titulares de marcas como a los consumidores.
En este nuevo caso de decomiso, los productos incautados claramente infringen los derechos de las marcas, ya que utilizan sus signos distintivos sin autorización. Estas acciones no solo violan los derechos de propiedad intelectual, sino que también perjudican a los consumidores que, en muchos casos, desconocen que están adquiriendo productos falsificados. Además, los infractores buscan lucrar a expensas de las marcas legítimas, afectando el buen funcionamiento del mercado y la competencia leal.
La ley establece el destino de los productos falsificados. Según el artículo 208C del COIP, los bienes que infringen derechos de propiedad intelectual deben ser destruidos o adjudicados gratuitamente, dependiendo de la decisión del juez correspondiente. La medida busca asegurar que los productos ilegales no vuelvan a entrar al mercado, protegiendo así los derechos de los titulares de marcas y evitando que los infractores obtengan beneficios ilícitos.
Frente a esta segunda incautación de productos falsificados, las marcas afectadas, a través de nosotros como representantes legales, han solicitado formalmente a las autoridades que inicien un proceso administrativo contra los responsables del contenedor. Las diligencias solicitadas incluyen la identificación de los responsables y la destrucción o adjudicación gratuita de los productos incautados.
Es esencial que se mantenga la coordinación entre las autoridades aduaneras, la Fiscalía General del Estado y los representantes legales de las marcas para asegurar que se tomen las medidas necesarias en el menor tiempo posible. Los titulares de las marcas están en su derecho de exigir que se respeten sus derechos de propiedad intelectual y que los productos ilegales no lleguen al mercado. Además, la pronta resolución de estos casos es crucial para enviar un mensaje claro a quienes intentan lucrar mediante el comercio ilícito.
Este segundo decomiso es un recordatorio de la importancia de continuar reforzando los mecanismos de control en los puertos y puntos de entrada de Ecuador. La piratería y la falsificación no solo afectan a las grandes marcas, sino también a la integridad del mercado local y a los consumidores. Las acciones legales y administrativas que se tomen a partir de este nuevo incidente serán fundamentales para mantener el control sobre el comercio ilícito y proteger los derechos de propiedad intelectual en el país.
La Inteligencia Artificial (IA) ha revolucionado diversos sectores, desde la medicina hasta las finanzas, introduciendo nuevas formas de innovación y eficiencia. No obstante, su creciente capacidad para crear obras y generar invenciones plantea importantes interrogantes en el ámbito de la Propiedad Intelectual (PI). Según avanza la IA, se evidencia que las leyes de PI tradicionales, diseñadas para proteger las creaciones humanas, enfrentan desafíos sin precedentes.
En Latinoamérica, la respuesta a estos desafíos ha comenzado a formarse con propuestas legislativas que buscan regular la IA de manera integral. Países como Ecuador y Costa Rica han liderado esta iniciativa, con otros países de la región siguiendo sus pasos. Estos proyectos de ley buscan no solo establecer un marco legal para el uso ético y responsable de la IA, sino también abordar las complejidades que surgen en el ámbito de la PI.
Este artículo ofrece un análisis detallado de cómo estas propuestas legislativas están moldeando el futuro de la PI en la era de la IA. Examina los desafíos que enfrenta el sistema de PI tradicional ante la creación de obras e invenciones por parte de IA, así como las soluciones propuestas para garantizar la protección de los derechos de autor y promover la innovación tecnológica en la región.
En respuesta al rápido avance de la IA, varios países latinoamericanos han presentado propuestas legislativas para regular su desarrollo y aplicación. Ecuador y Costa Rica han sido pioneros en esta iniciativa, seguidos por Brasil, Chile, Colombia, Perú, México y Uruguay, que también están en distintas fases de tramitación parlamentaria. Estas propuestas buscan establecer un marco regulatorio que garantice el uso ético y responsable de la IA, abordando aspectos como la transparencia, la responsabilidad y la protección de datos.
La diversidad de enfoques en estas regulaciones refleja las distintas prioridades y contextos nacionales. Por ejemplo, algunos países enfatizan la necesidad de proteger los derechos de los usuarios y la privacidad, mientras que otros se enfocan más en fomentar la innovación tecnológica y la competitividad en el mercado global. Esta heterogeneidad en las propuestas legislativas destaca la importancia de un enfoque armonizado que permita un equilibrio entre la protección de los derechos de propiedad intelectual y el impulso a la innovación.
Es crucial que los abogados especializados en PI en Latinoamérica se mantengan actualizados sobre estos desarrollos legislativos. La capacidad de anticiparse a los cambios y adaptarse a las nuevas normativas será un factor clave para proteger los derechos de sus clientes y garantizar el cumplimiento de las leyes en un entorno en constante evolución.
La IA plantea desafíos para el sistema de PI tradicional, diseñado para proteger las creaciones humanas. Uno de los principales es la autoría y titularidad de las obras generadas por IA. La pregunta de quién posee los derechos de autor de una obra creada por una máquina ha generado debates intensos en la comunidad legal. Las leyes actuales no contemplan la posibilidad de que una entidad no humana sea considerada autora, lo que deja un vacío legal significativo en la protección de estas obras.
Otro desafío importante es la protección de las invenciones generadas por IA. Estas tecnologías pueden analizar grandes volúmenes de datos y generar invenciones de manera autónoma, lo que plantea si tales deben ser patentables y, en caso afirmativo, quién debería reconocerse como el inventor. Este debate es fundamental para determinar si las creaciones derivadas de IA pueden recibir la misma protección que las invenciones humanas y cómo se deben manejar los derechos de PI en estos casos.
Además, la infracción de derechos de PI es otro problema emergente en la era de la IA. Las herramientas de IA pueden reproducir o modificar contenidos protegidos por derechos de autor sin la autorización del titular, lo que complica la identificación y el seguimiento de infracciones. La capacidad de la IA para generar obras que imiten o se basen en creaciones existentes plantea nuevos retos en la protección y el cumplimiento de los derechos de PI.
Las propuestas legislativas en Latinoamérica intentan abordar estos desafíos de diversas maneras. Por ejemplo, algunos proyectos de ley proponen que las obras generadas por IA se consideren huérfanas, lo que permitiría usarlas bajo ciertas condiciones sin permiso del autor. Esta solución, aunque pragmática, podría generar incertidumbre sobre los derechos de explotación y la gestión de estas obras.
Otros enfoques sugieren la creación de un nuevo tipo de derecho de PI específico para las creaciones de IA. Este tipo de derecho podría reconocer tanto a los desarrolladores de IA como a los usuarios de estas tecnologías, estableciendo un marco legal que refleje la naturaleza colaborativa de la creación asistida por IA. Además, algunos legisladores consideran la posibilidad de otorgar a las empresas y a los desarrolladores de IA ciertos derechos exclusivos sobre las creaciones de sus sistemas, para incentivar la innovación y la inversión en tecnología.
La transparencia y trazabilidad de las decisiones tomadas por sistemas de IA también son temas centrales en las propuestas legislativas. Estas medidas son cruciales para proteger los derechos de PI, ya que permiten identificar y atribuir correctamente la autoría de las obras y las invenciones. La implementación de sistemas de trazabilidad podría facilitar la resolución de disputas sobre derechos de PI y garantizar que se respeten los derechos de los creadores.
La regulación de la IA en el contexto de la PI es un tema complejo y en evolución. Los nuevos proyectos de ley en Latinoamérica representan un paso importante hacia la creación de un marco legal que aborde los desafíos únicos que plantea la IA. Es esencial que los abogados especializados en PI se mantengan informados sobre estos desarrollos y participen activamente en el debate para garantizar que los derechos de PI sean protegidos en la era de la IA.
La adaptación de las leyes de PI a los avances tecnológicos es fundamental para fomentar un entorno de innovación sostenible y equitativo. Los estudios jurídicos deben liderar la interpretación y aplicación de estas nuevas normativas, asegurando que los derechos de los creadores y las empresas se respetan, mientras se impulsa el desarrollo tecnológico en la región.
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El Índice Mundial de Innovación (Global Innovation Index, GII) es un informe anual elaborado por la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI) que mide y clasifica el desempeño innovador de más de 130 economías. Desde su creación en 2007, el GII se ha convertido en una herramienta indispensable para analizar las dinámicas globales de la innovación, lo que ha permitido a gobiernos, empresas y entidades académicas tomar decisiones fundamentadas. Su importancia radica en su enfoque holístico, al contemplar no solo el desarrollo tecnológico, sino también la capacidad de los países para transformar esas innovaciones en crecimiento económico sostenible.
El GII analiza una vasta cantidad de indicadores, como el capital humano, la calidad de las instituciones, la infraestructura tecnológica y la sofisticación de los mercados. Estos elementos son clave para determinar la capacidad innovadora de un país, así como su capacidad para aprovechar dichas innovaciones en favor del desarrollo económico y social. La evaluación de estos factores ha permitido, por ejemplo, identificar que los países con ecosistemas de innovación robustos tienden a presentar mayores tasas de crecimiento en sectores clave como la tecnología y las telecomunicaciones.
Además, el índice ha permitido a muchas naciones detectar sus áreas de oportunidad, especialmente en economías emergentes que buscan posicionarse en el escenario global de la innovación. Los gobiernos utilizan los resultados del GII para formular políticas públicas orientadas a fortalecer sus sistemas de innovación, atraer inversión extranjera y fomentar el crecimiento del capital humano. De esta forma, el GII no solo es un ranking, sino un valioso recurso para la planificación estratégica a largo plazo.
El Índice Mundial de Innovación utiliza más de 80 indicadores para ofrecer una visión integral del ecosistema de innovación de cada país. Entre estos indicadores, se destacan aspectos como la inversión en investigación y desarrollo (I+D), la calidad de la infraestructura tecnológica, y el número de solicitudes de patentes y marcas registradas. Estos factores permiten evaluar el rendimiento de una economía en términos de su capacidad para producir, difundir y aprovechar innovaciones tecnológicas.
Los países líderes en innovación son aquellos que logran combinar de manera efectiva sus capacidades tecnológicas con políticas que fomentan un entorno favorable para la investigación y el desarrollo. Un aspecto clave que mide el GII es el capital humano, que incluye la calidad del sistema educativo y la disponibilidad de personal altamente calificado para participar en actividades de I+D. De igual forma, se valora la sofisticación del mercado, que evalúa la capacidad de los países para financiar actividades innovadoras y convertirlas en soluciones viables en el mercado.
Este enfoque hace que el GII se convierta en una herramienta única para comprender los motores detrás de la innovación. No solo se limita a medir los resultados directos, sino que también toma en cuenta los factores subyacentes que impulsan el éxito innovador. La capacidad de un país para registrar avances en su infraestructura o en sus capacidades de investigación puede ser un indicador temprano de su potencial de crecimiento, lo que hace del GII un recurso indispensable para planificar estrategias a largo plazo.
La importancia del Índice Mundial de Innovación ha crecido con los años debido a su capacidad para proporcionar una imagen clara y precisa del panorama global de la innovación. En un mundo cada vez más interconectado y digitalizado, la innovación es el motor principal del crecimiento económico. Las economías que invierten en investigación, desarrollo y propiedad intelectual suelen ser las que logran liderar sectores estratégicos como la inteligencia artificial, las biotecnologías y las energías renovables.
Este índice se ha consolidado como una herramienta indispensable para los formuladores de políticas públicas y los líderes empresariales, ya que permite evaluar el desempeño de sus países en comparación con otros. Por ejemplo, naciones como Suiza, Suecia y Estados Unidos han mantenido consistentemente posiciones destacadas en el GII, gracias a sus entornos favorables para la innovación y su sólido sistema de protección de la propiedad intelectual. La clave de su éxito radica en la capacidad para transformar las innovaciones en productos y servicios de alto valor agregado.
Además, el GII es especialmente relevante para las economías emergentes, ya que les permite identificar sus áreas de oportunidad y mejorar sus sistemas de innovación. Países como China e India han escalado posiciones en el ranking global, gracias a inversiones estratégicas en I+D y a la implementación de políticas orientadas a fortalecer la propiedad intelectual. En consecuencia, se han convertido en actores clave en el escenario global de la innovación, demostrando que el progreso es posible con una visión clara y una estrategia bien definida.
Uno de los aspectos fundamentales que destaca el GII es la relación directa entre la innovación y la propiedad intelectual (PI). Las patentes, marcas y derechos de autor son herramientas esenciales para la comercialización de innovaciones y la creación de valor económico. Los países que lideran en el GII, como Estados Unidos y Japón, han desarrollado sistemas robustos de protección de la propiedad intelectual que garantizan que las innovaciones puedan ser comercializadas de manera efectiva y segura.
La propiedad intelectual es esencial porque no solo protege los intereses de los innovadores, sino que también fomenta la colaboración entre empresas e instituciones académicas. Un sistema de PI eficiente atrae más inversión extranjera directa, lo que a su vez facilita el crecimiento de nuevas industrias basadas en tecnología. En este sentido, la OMPI ha destacado que la fortaleza del sistema de PI de una nación está directamente vinculada a su capacidad para atraer y retener talento innovador.
Además, el fortalecimiento de la propiedad intelectual no solo beneficia a las grandes economías, sino también a los países en desarrollo. La transferencia tecnológica es un aspecto crítico para el progreso de estos países, y un sistema de PI adecuado puede acelerar ese proceso. En resumen, la relación entre innovación y PI es fundamental para que las economías puedan capitalizar sus avances científicos y tecnológicos, lo que convierte al GII en una herramienta indispensable para cualquier país que aspire a un crecimiento económico sostenido.
En sus primeras ediciones, el GII se enfocaba principalmente en los países de altos ingresos, ya que eran los que tradicionalmente lideraban en términos de innovación. Sin embargo, con el paso del tiempo, se ha hecho evidente que las economías emergentes también juegan un papel crucial en el panorama global de la innovación. Países como China, India y Brasil han demostrado avances significativos en los últimos años, lo que refleja la democratización de la innovación y la creciente relevancia de estas economías en el contexto global.
Uno de los cambios más importantes en el GII ha sido el aumento en la cantidad de indicadores que mide. En sus primeras ediciones, el índice utilizaba un número limitado de variables para evaluar el desempeño de los países. Sin embargo, en la última década, el GII ha incorporado un enfoque más integral, evaluando aspectos como el capital humano, la sofisticación de los mercados y la infraestructura tecnológica, lo que permite obtener una visión más precisa y completa de los ecosistemas de innovación de cada país.
Este enfoque más amplio también ha permitido que el GII reconozca los logros de países en desarrollo, muchos de los cuales han implementado políticas de innovación agresivas para mejorar su posición en el ranking. Estos esfuerzos incluyen la inversión en investigación y desarrollo, la mejora de los sistemas educativos y la implementación de políticas que fomenten la propiedad intelectual. Como resultado, el GII ha evolucionado de ser un índice centrado en los países desarrollados a una herramienta verdaderamente global que refleja las dinámicas de innovación en todas las regiones del mundo
La edición 2024 del Índice Mundial de Innovación es particularmente interesante debido al análisis de cómo las tecnologías emergentes, la inteligencia artificial, la biotecnología y las energías renovables están transformando los ecosistemas de innovación. El informe explorará cómo estas tecnologías están siendo adoptadas por diferentes economías y qué tan preparadas están para aprovechar los avances científicos en beneficio de su desarrollo económico y social.
El GII 2024 pone un mayor énfasis en la sostenibilidad ambiental, un tema cada vez más relevante para los ecosistemas de innovación. Los países no solo deben innovar para mantenerse competitivos, sino que también deben hacerlo de manera sostenible. Este enfoque verde, que integra la innovación con políticas ambientales responsables, será clave para las economías que buscan liderar en sectores como las energías renovables, la movilidad sostenible y las tecnologías limpias.
Por último, el GII 2024 permitirá seguir monitoreando el avance de las economías emergentes, que han demostrado ser actores cada vez más importantes en la escena global de la innovación. Las lecciones aprendidas de estas economías serán cruciales para otros países que buscan mejorar su rendimiento innovador y aprovechar el potencial de las nuevas tecnologías. El seguimiento de estos avances y una comparativa con el 2023 lo revisaremos en el próximo capítulo, donde visualizaremos cómo se involucra este estudio en la propiedad intelectual y el desarrollo tecnológico.