En la actualidad, el concepto de streaming lo asociamos a cualquier contenido de medios, ya sea en vivo o grabado, que se puede disfrutar en computadoras y aparatos móviles a través de Internet y en tiempo real. Los podcasts, webcasts, las películas, los programas de TV y los videos musicales son tipos comunes de contenido de streaming.
En el streaming los archivos de video y otros tipos de medios llegan a preorganizarse y se transmiten en paquetes secuenciales de datos, a fin de que se pueda hacer streaming de ellos de forma simultánea.
Y, a diferencia de las descargas tradicionales que se guardan en sus dispositivos, los archivos de medios se eliminan automáticamente luego de reproducirlos.
Ahora, con el cambio de los hábitos de consumo de contenidos audiovisuales y el crecimiento del streaming a la hora de consumir series, películas e incluso documentales, se ha logrado posicionar esta temática en el imaginario colectivo.
Este cambio de paradigma ha tenido un impacto directo en el sector de las licencias, que tradicionalmente era apoyado por la televisión y el cine para desarrollar sus programas de licensing, sin embargo, este cambio ha llevado a estos programas a machar a un ritmo diferente y que se mide solo bajo el tiempo líquido de las plataformas.
Antes de la pandemia, los amantes del cine de Hollywood normalmente tenían que ver los nuevos estrenos en el cine o esperar tres meses para que se transmitieran en sus dispositivos.
Los principales estudios han estado combinando estrenos de cine y retransmisiones del contenido, mientras los cines luchan por recuperar a los espectadores que aún no se atreven a regresar a los cines, por temor a contraer el virus en espacios reducidos.
Es en base a esta idea que Disney junto con Warner Bros, ha optado por mantener una estrategia de estreno dual para sus principales películas. Es por eso que, Scarlett Johansson inició una demanda contra Disney por incumplimiento de contrato luego de que transmitieran su película en su plataforma digital al mismo tiempo que su estreno cinematográfico.
Más allá de los dilemas entre la actriz y la marca, la pregunta que nos hacemos es: ¿De qué forma están interviniendo las licencias en este estreno simultáneo y porque se considera como una pérdida?
Antes de hablar plenamente de las licencias, es necesario mencionar que las plataformas de Streaming trabajan con proveedores, distribuidores, productores y creadores de contenido para adquirir licencias de películas y series y transmitirlas en streaming en sus servicios.
Cuando algún título no está disponible para transmitir en streaming, puede deberse a muchos factores, incluidas una o todas las siguientes razones:
Existen diversos motivos por los que una serie o una película pueden estar disponibles para públicos de un país o una región, pero no para otros. Los siguientes ejemplos son algunos de esos motivos:
En el mundo multimedia, lo único que le garantiza al productor de un proyecto audiovisual el éxito en la concertación de acuerdos de distribución es disponer de una cadena de títulos precisa que pruebe la titularidad de los derechos subyacentes a una obra.
Los productores establecen acuerdos con los distribuidores a cambio de una remuneración y el compromiso por parte de aquellos de que la película se distribuirá en los principales mercados. No existe un acuerdo de distribución estándar.
Un productor puede establecer acuerdos con empresas que operan de manera integrada, esto es que pueden emitir la película en cines locales, o concederla en licencia a televisiones locales, streaming o venderla a compradores extranjeros en festivales de cine.
O también puede concretar acuerdos con distintos distribuidores que operan en sectores del mercado diferentes, por ejemplo, distribución en cines o en cintas de vídeo, y en ese caso la licencia de los derechos se lleva a cabo de forma separada.
Por lo general, los acuerdos de distribución contienen cláusulas que garantizan al distribuidor el derecho legal a efectuar algunos cambios en la película con fines de distribución. Puede tratarse de cambios en el título, cortes en la película para adecuarla a requisitos de clasificación o de censura, doblaje y subtitulación, etcétera.
Los distribuidores invertirán en la comercialización de la película a fin de que ésta ofrezca las mejores posibilidades en el mercado. El productor a su vez tratará de lograr el suficiente grado de compromiso por parte del distribuidor para promocionar la película.
Este también podrá tratar de negociar derechos de consulta con respecto a la forma y la dirección de la campaña de marketing. La cantidad y el tipo de acuerdos de Propiedad Intelectual que pueden establecerse en el proceso de realización de una película es tan variada como numerosa.
Son tantos los elementos que deben considerarse y los derechos que deben precisarse que, con frecuencia, los directores de cine contratan un seguro de errores y omisiones por los problemas que puedan plantearse en relación con la adquisición de derechos.
Las marcas también cumplen un papel importante en las producciones. Al igual que otros negocios, los estudios de producción utilizan las marcas para crear una identidad distintiva y sobresalir en el mercado, como es el caso de Pixar o Disney.
El título de una película también puede protegerse como marca, por ejemplo, La guerra de las galaxias, e igualmente personajes estelares y elementos esenciales de las películas, como James Bond, Agente 007, Harry Potter o los Simpsons.
Registrar tales elementos como marcas puede abrir las puertas a lucrativos acuerdos de licencia y de comercialización que pueden ayudar a sufragar los costos de producción y de realización de una película.
Walt Disney fue tal vez el primero en demostrar las posibilidades de generar ingresos complementarios a partir de las películas y sus personajes. Mickey Mouse, el personaje de dibujos animados más famoso del mundo, fue registrado como marca en 1928.
Ahora, con respecto a las plataformas Streaming las licencias que obtienen las empresas son autorizaciones que se otorgan para la reproducción y difusión de las obras, a cambio de una retribución económica.
Para mantener a los suscriptores satisfechos con la cantidad de opciones disponibles para transmitir en línea, las plataformas negocian constantemente nuevos acuerdos de licencia con programas de televisión, redes y cineastas.
La concesión de licencias en el ámbito del contenido de transmisión en línea se define como el proceso de obtener permiso del propietario de un programa de TV o película para transmitir su contenido a través de un servicio de Streaming.
Se establece un acuerdo de licencia según los términos de un contrato legalmente vinculante entre los propietarios del contenido y la plataforma, y cada acuerdo varía según las necesidades del propietario del contenido y del solicitante.
Por ejemplo, el propietario de un programa de televisión podría aceptarse y permitir que la plataforma transmita todas las temporadas de ese programa en su totalidad a través de su plataforma en línea durante uno, tres o cinco años.
El acuerdo de licencia se puede negociar después de que termine el período de tiempo establecido, o la plataforma podría abandonar el programa de su biblioteca si el interés del espectador no es lo suficientemente alto como para justificar el costo.
Un propietario de contenido puede ofrecer una oferta similar en el mismo programa de TV a un servicio de transmisión de la competencia, como Netflix, HBO MAX o Amazon Prime Video, lo que hace que el acuerdo de licencia entre cada empresa y el propietario no sea exclusivo.
Los acuerdos de licencia que no son exclusivos de una sola plataforma de transmisión son menos costosos de obtener. A medida que la competencia continúa saturando el mercado de televisión y películas, los propietarios de contenido y los servicios de transmisión reconocen la importancia del contenido exclusivo para los espectadores.
En virtud de un acuerdo de licencia exclusiva, el contenido solo está disponible a través de un solo servicio de transmisión por un período determinado o en perpetuidad. Los acuerdos de licencia exclusivos son mucho más costosos para la plataforma que los acuerdos no exclusivos, pero tienen el potencial de atraer a un mayor número de suscriptores a lo largo del tiempo.
Para finalizar, el caso de Scarlett Johansson y su demanda contra Disney generó tanto revuelo, ya que la marca como tal tiene todos los derechos para presentar sus títulos como parte de su contenido streaming y no rompe ninguna cláusula del contrato, así lo mencionó Disney el Jueves 29 de Julio.
“Esta denuncia es especialmente triste y angustiante en su cruel indiferencia a los efectos horribles, prolongados y globales de la pandemia del coronavirus. Disney ha cumplido totalmente el contrato de Johansson. Es más, el estreno de Black Widow en Disney+ con un acceso premium ha ampliado significativamente su capacidad de ganar una compensación adicional por encima de los 20 millones de dólares que ha recibido hasta la fecha" agregó Disney.